Hace ya tiempo que llegó a mi poder un libro que habla sobre un canónigo del s.XV llamado Juan de la Espina. Este peculiar personaje se curó de una grave enfermedad utilizando el sonido de las campanas (en concreto de la Catedral de Sevilla). De la Espina, emocionado por este hallazgo trato de darle publicidad, pero sólo encontró la burla de nobles y coetáneos de la época.
De la Espina tuvo acceso en aquella época a importantes códices donde Leonardo da Vinci deja constancia sobre la propiedades beneficiosas de los sonidos de las campanas y algunas cosas más relativas al sonido como herramienta de sanación.
Todo ello estimuló mi interés sobre la facultad de los sonidos de las campanas y cómo estos podían transformar al ser humano en su conjunto.
También fue especialmente relevante encontrarme con el trabajo de FABIEN MAMAN que en su libro EL TAO DEL SONIDO, presenta una serie de estudios sobre el poder del sonido en la destrucción de enfermedades como el cáncer. También J. M. Gaynor en su libro SONIDOS QUE CURAN deja constancia del poder sonoro para la transformación holística del ser humano.
Uno de los inventos sonoros de Fabien es lo que el llama Tubos de realineación y el arco de sonido:
Tubos de realineación de Fabien Maman
Conocer los logros que Fabien había conseguido con estos dos instrumentos cuyo sonido era muy similar al de las campanas y al de los cuencos de J.M. GAYNOR me llevó a interesarme por estas creaciones sonoras, en especial por que en aquel entonces me acababan de diagnosticar una enfermedad autoinmune que probablemente me llevaría a una silla de ruedas y a una dependencia severa.
Años después de investigar sobre este asunto, en una conversación con un creativo músico, luthier, musicólogo y Dr. en bellas artes me habló de la relación entre geometría y frecuencia y me abrió el camino para entender cómo los tubos resonantes y las campanas pueden interferir con la células y el campo energético de los seres vivos.
La semilla estaba sembrada, pero hacerme con un set de campanas que pudieran ser montadas en mi casa me resultaba imposible, así que busqué diferentes alternativas que guardaran la "esencia" de las campanas. Parte de esas alternativas fueron los tubos resonantes.
La aparición en mi vida de otras dos personas; un luthier y un ingeniero metalúrgico me facilitaron conseguirlo.
TUDEFREC:
Este es el nombre con el que bauticé mi creación y que significa; TUBOS DE FRECUENCIAS
Se trata de unos tubos de aluminio puro que recrean el fascinante sonido de las campanas. Cada uno de estos tubos está emparejado con los demás y permiten la creación de músicas vibracionales con un fuerte efecto sobre cuerpo, mente y espíritu. Sus sonidos son una oración, una meditación y en ocasiones un trance.
Cuando me sentí preparado y cómo conservo mi espíritu errante de músico inicié el proyecto de llevar estos sonidos allá donde pudieran ejercer su labor, ayudando a otras personas de la misma forma que me habían ayudado a mi.
El resultado se plasmó en concierto introspectivo que de forma natural y agradable combina vibración y música.